Es una verdad a puños: internet no es seguro. Así como hay genios que programan, diseñan y adelantan estupendas ayudas, también existe un sinnúmero de criminales que se dedican a robar datos, a saquear informaciones y a dañar todos los sistemas posibles. No están a salvo ni Facebook, ni Gmail, ni Yahoo, ni las más grandes empresas.

No sólo se roban la información, sino que ahora secuestran páginas y existen equipos de estos antisociales que asesinan páginas por comentarios que se hagan a ciertos personajes políticos nacionales o internacionales.

Según el Índice Mundial de Seguridad Cibernética elaborado en 2017 por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, en 193 países, Colombia se encuentra ubicado en el lugar número 46, una calificación que, si bien establece un nivel medio, demuestra las oportunidades que el país tiene en materia de ciberseguridad, gracias al creciente progreso tecnológico.

De acuerdo con esto y ante el crecimiento y expansión de proyectos de emprendimiento dependientes cada vez más de las nuevas tecnologías, los requerimientos en este campo son aún mayores ante los peligros y ataques cibernéticos.

Una muestra de este riesgo se vio en 2018 por cuenta de los ransomware (ataques digitales que obligan a pagar dinero para poder acceder a los sistemas): cerca de 75 países se vieron afectados al presentar bloqueos en el acceso a los sistemas, caídas de redes y restricción de archivos por cuyo rescate se perdían grandes cantidades de dinero.

Según Antonio Clemente, Vicepresidente Técnico de MAPFRE, cuando una Pyme es víctima de este tipo de delitos, debe asumir gastos que oscilan entre los 70 y 180 millones de pesos. El coste económico que supone hacer frente a estos ataques puede incluso llegar a ocasionar el cierre de las empresas afectadas.

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